El expresidente republicano Donald Trump realizó un mitin en El Bronx, Nueva York, donde prometió llevar a cabo “la mayor deportación criminal de la historia”. Este evento, llevado a cabo en Crotona Park, atrajo a miles de personas, con cifras que varían entre 10,000 según los organizadores y 3,500 de acuerdo con las autoridades locales. El mitin, que duró una hora y media, fue marcado por una fuerte presencia policial que mantuvo separados a los seguidores de Trump de los manifestantes opositores.
En un distrito donde más de la mitad de la población es hispana y un cuarto es afroamericana, Trump abordó la inmigración ilegal como uno de los temas centrales de su discurso. Afirmó que millones de migrantes están vaciando las cárceles de sus países de origen, entrando ilegalmente a Estados Unidos y cometiendo crímenes. En medio de vítores y consignas como “Send them back” y “Build the wall”, Trump insistió en que los migrantes están “creando un ejército desde dentro” y describió a los inmigrantes como jóvenes físicamente aptos, principalmente hombres de entre 19 y 25 años, en edad de luchar.
El expresidente también narró diversas anécdotas para subrayar su mensaje. Mencionó un supuesto “ataque de una banda migrante a policías” en Times Square y el uso de una escuela en Brooklyn como refugio para migrantes. Recuperó una historia metafórica de su campaña anterior sobre una serpiente, representando al migrante, que muerde a la mujer que la rescató, enfatizando su visión de la inmigración como una amenaza.
Trump no solo centró su discurso en la inmigración. Criticó las capacidades de su rival, el presidente Joe Biden, comparándolo desfavorablemente con los líderes de China, Corea del Norte y Rusia, a quienes describió como “en la cima del mundo”. Su declaración provocó reacciones mixtas entre sus seguidores y críticos.
La audiencia, diversa en edades y razas, incluía familias, jóvenes y una notable presencia de hombres adultos, algunos de los cuales llevaban la kipá y camisas tradicionales judías. La mayoría lucía las icónicas gorras rojas con el lema “Make America Great Again”. Entre los asistentes, se destacaron Krystal, una joven demócrata que admira la carrera empresarial de Trump, y María, una artesana salvadoreña que valora su carácter rebelde y su impacto en la ciudad.
Durante su discurso, Trump ofreció consejos de vida y éxito, subrayando la importancia del trabajo duro y la perseverancia. Su carisma y trayectoria como empresario resultaron atractivos para muchos de sus seguidores de clase media, quienes lo ven como un modelo a seguir.
Entre los presentes también se encontraban republicanos destacados como Andrew Giuliani y el congresista Byron Donalds, así como el exsenador demócrata y reverendo Rubén Díaz Sr., quien expresó su apoyo a Trump y su convicción de que El Bronx puede volverse republicano.
Uno de los puntos más repetidos por Trump y sus invitados fue que los allí reunidos no eran identificados por su raza, sino como estadounidenses, una declaración que fue recibida con cánticos de “¡U-S-A, U-S-A!”. Trump concluyó su mitin adaptando su lema a “Make Our City Great Again”, instando a sus seguidores a votar por “patriotas que trabajan duro” para salvar el país. Aseguró que su votación será tan amplia que no podrá ser manipulada.
El mitin de Trump en El Bronx representa un intento audaz de ganar apoyo en un bastión demócrata, centrando su discurso en temas polarizantes y buscando movilizar a una base diversa pero comprometida. Sus promesas y declaraciones continúan generando controversia y atención mediática en su camino hacia las próximas elecciones.