La declaración de Antony Blinken, jefe de la diplomacia de Estados Unidos, ha sacudido el panorama político venezolano al afirmar que Edmundo González Urrutia, candidato opositor, es el legítimo ganador de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. Este anuncio llega a pocas horas de que Rusia confirmara una visita de Nicolás Maduro para rendir homenaje a su autoproclamada victoria.
«Dada la abrumadora evidencia, está claro para Estados Unidos y, lo que es más importante, para el pueblo venezolano, que Edmundo González Urrutia ganó la mayoría de los votos en las elecciones presidenciales de Venezuela del 28 de julio», dijo Blinken en un comunicado que resonó a nivel mundial.
Por su parte, Nicolás Maduro no tardó en responder. En una transmisión en vivo por el canal estatal VTV, el líder chavista denunció la intervención extranjera y defendió su victoria electoral. «Estados Unidos debe sacar sus narices de Venezuela porque el pueblo soberano es el que manda en Venezuela, el que pone, el que elige, el que dice, el que decide», afirmó con contundencia.
Las cifras oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela indicaron una victoria de Maduro con el 51.2% de los votos. Sin embargo, datos publicados por la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), principal coalición opositora, sugieren lo contrario, asegurando que Maduro habría obtenido solo el 30% de los sufragios, lo que ha llevado a acusaciones de fraude electoral y manifestaciones tanto dentro como fuera del país.
El anuncio de Estados Unidos ha encontrado eco en varios países. Gobiernos de derecha como los de Argentina, Ecuador, Perú y El Salvador también cuestionan la legitimidad de la victoria de Maduro, argumentando que no refleja la voluntad del pueblo venezolano. La presión internacional ha aumentado para que el gobierno de Maduro publique las actas electorales que respaldan los resultados oficiales, algo que hasta ahora no ha sucedido.
En contraste, administraciones aliadas a Maduro, como las de Cuba, Rusia, China y Nicaragua, han reconocido su victoria y felicitado por su tercer mandato consecutivo. Vladimir Putin, Xi Jinping, Díaz-Canel y Daniel Ortega, entre otros, han mostrado su apoyo incondicional al líder venezolano, reforzando un bloque de resistencia frente a las presiones occidentales.
El gobierno estadounidense, que ya ha impuesto varias sanciones a la administración de Maduro, no ha detallado qué nuevas medidas podría tomar en respuesta a la situación actual. No obstante, la recompensa de 15 millones de dólares por la captura de Maduro, vigente desde hace tiempo por instituciones de Washington, sigue siendo un recordatorio constante de la tensión entre ambos países.
En medio de este torbellino político, algunos países han optado por la prudencia. México, Colombia y Brasil han solicitado un recuento y la publicación oficial de los resultados electorales por parte de las autoridades venezolanas, sin la intervención de gobiernos extranjeros. Esta postura busca evitar un escalamiento de la crisis y promover una solución pacífica y transparente.
La situación en Venezuela sigue siendo incierta. La afirmación de Estados Unidos sobre la victoria de Edmundo González Urrutia añade un nuevo elemento a una crisis que ya es compleja. Mientras tanto, el pueblo venezolano espera con ansias la resolución de este conflicto, que no solo afecta a su país, sino que también tiene repercusiones significativas en la política internacional. La historia aún no ha terminado de escribirse, y el desenlace de estas elecciones podría marcar un punto de inflexión para Venezuela y su futuro político.