La Aduana Marítima de Manzanillo fue escenario de un importante operativo en el que la Secretaría de Marina, en colaboración con la Fiscalía General de la República (FGR), aseguró un cargamento de 242,400 cajetillas de cigarros falsificados provenientes de Camboya. Este decomiso, con un valor aproximado de 19 millones 392 mil pesos, representa un duro golpe al comercio ilegal en el país.
El operativo se llevó a cabo cuando personal de la Unidad Naval de Protección Portuaria No. 102 inspeccionó un contenedor declarado como portador de papel seda. Sin embargo, al revisar su contenido, se encontró que en su interior había miles de cajetillas etiquetadas como productos Marlboro, una marca ampliamente conocida. Los paquetes incluso contaban con las advertencias de salud que suelen incluir los productos originales, lo que buscaba darles una apariencia legítima.
El cargamento provenía de Kompong Saom, Camboya, un puerto que ha sido identificado como origen de mercancías sospechosas en otros casos similares. Las autoridades confirmaron que estos productos eran falsificaciones y que su distribución en el mercado podría haber generado no solo pérdidas económicas, sino también riesgos para la salud pública, dado el desconocimiento sobre su composición real.
Los cigarros fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de la República, que dará seguimiento al caso y continuará con la investigación correspondiente. Este tipo de operativos refuerza la importancia de la colaboración entre diferentes entidades para combatir el contrabando y proteger tanto a los consumidores como a la economía nacional.
El aseguramiento también pone en evidencia las estrategias cada vez más sofisticadas utilizadas por los contrabandistas para evadir controles. En este caso, declarar un producto tan diferente como papel seda demuestra la necesidad de mantener una vigilancia estricta en las aduanas del país. Este operativo no solo subraya el compromiso de las autoridades mexicanas en la lucha contra el contrabando y la falsificación, sino que también envía un mensaje claro: el comercio ilegal no tiene cabida en el país.