Silencio en Tiripetío: Aparece sin vida el normalista Carlos Eduardo tras seis días desaparecido

Silencio en Tiripetío: Aparece sin vida el normalista Carlos Eduardo tras seis días desaparecido

Carlos Eduardo C., estudiante de la Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga en Tiripetío, fue hallado sin vida en el municipio de Lagunillas, Michoacán. Su desaparición, ocurrida el 13 de abril, generó una intensa búsqueda que culminó con el lamentable hallazgo seis días después. Tenía 21 años.

La Fiscalía General del Estado de Michoacán (FGE) confirmó que el cuerpo del joven presentaba impactos de arma de fuego y se encontraba en avanzado estado de descomposición. De acuerdo con el resultado de la necropsia, la muerte se habría producido entre cinco y seis días antes de su localización, coincidiendo con el inicio de su desaparición.

Carlos Eduardo había salido de la Normal Rural el 13 de abril. No regresó a su domicilio ni se presentó a clases al día siguiente. Su ausencia fue reportada ese mismo fin de semana, activándose una ficha de búsqueda que marcó como última localización confirmada el municipio de Tiripetío.

La denuncia fue recibida por la Fiscalía Especializada para la Investigación de los Delitos de Desaparición Forzada y Desaparición Cometida por Particulares. A partir de ese momento, se llevaron a cabo tres reuniones interinstitucionales con autoridades gubernamentales, familiares del joven e integrantes de la comunidad de Pichátaro. El objetivo fue coordinar esfuerzos para dar con su paradero.

Medios locales informaron que el cuerpo del normalista fue encontrado con las manos y los pies atados, lo que añade una dimensión alarmante al caso. El entorno de violencia que atraviesa Michoacán vuelve a quedar expuesto, en un contexto donde las desapariciones y los homicidios han generado constante preocupación social.

El caso se produce en medio de un clima tenso en la entidad, donde recientemente se ha implementado la prohibición de música que promueva o haga apología del delito, como una estrategia para contener el impacto social de los mensajes difundidos por grupos criminales. Esta medida, aunque polémica, forma parte de los intentos institucionales por frenar la normalización de la violencia en el discurso cotidiano.

La comunidad estudiantil de Tiripetío, conocida por su activismo social y arraigada identidad colectiva, guarda ahora un profundo luto por la pérdida de uno de sus integrantes. El dolor se mezcla con el reclamo de justicia, en una región que desde hace años enfrenta los embates de un entorno marcado por la inseguridad.

El cuerpo de Carlos Eduardo ya fue entregado a sus familiares, quienes han solicitado respeto y privacidad mientras se realizan los procedimientos funerarios. La investigación sigue su curso.

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