México se alista para enfrentar uno de los retos sanitarios más relevantes de los últimos años en el sector agropecuario: el gusano barrenador del ganado. Con la mirada puesta en proteger las exportaciones y mantener la cooperación bilateral, el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, anunció una respuesta inmediata y estratégica.
Tras recibir una carta de la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, Berdegué respondió de manera puntual y enérgica. «Como ha dicho nuestra presidenta Claudia Sheinbaum, actuamos con la cabeza fría, colaboramos, cooperamos, pero nunca nos subordinamos. Así, estoy seguro que llegaremos a buenos acuerdos», afirmó en su cuenta oficial de X, dejando claro el compromiso de México para actuar con responsabilidad y autonomía.
La situación surgió luego de que la administración estadounidense, liderada por el presidente Donald Trump, advirtiera sobre posibles restricciones a las importaciones de ganado mexicano si no se reforzaban las acciones contra esta plaga. El gusano barrenador, que amenaza al ganado, la fauna silvestre y, en algunos casos, a los seres humanos, se convierte en una prioridad compartida entre ambos países.
Desde Washington se señaló que México había limitado las fumigaciones aéreas a seis días por semana y aplicado aranceles considerados «onerosos» sobre piezas esenciales para mantener los aviones de control en funcionamiento. «Cada retraso en otorgar plena autoridad operativa y eliminar las barreras aduaneras socava nuestra capacidad colectiva para llevar a cabo esta respuesta de emergencia», destacó Rollins en su comunicación pública.
El impacto de esta problemática ya se refleja en el comercio: en marzo, Estados Unidos adquirió 24 mil cabezas de ganado mexicano, una baja del 79 % en comparación con las 114 mil del mismo mes de 2024, según datos del Departamento de Agricultura estadounidense.
El gusano barrenador representa un desafío mayúsculo. Las larvas de esta plaga invaden los tejidos de los animales vivos, provocando heridas graves y, en muchos casos, la muerte. Su control efectivo no solo es vital para la sanidad animal, sino también para salvaguardar los empleos y economías rurales que dependen de la exportación de ganado. Con diálogo, cooperación y acciones firmes, México y Estados Unidos buscan cerrar filas contra esta amenaza, demostrando que el trabajo conjunto puede transformar las crisis en oportunidades de fortalecimiento regional.