El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio la instrucción de que el Servicio de Control de Migración y Aduanas (ICE) realice «el mayor programa de deportación masiva de la historia». La medida busca intensificar la detención y deportación de migrantes en ciudades como Los Ángeles, Chicago y Nueva York, donde viven millones de extranjeros en situación irregular.
Desde su cuenta de Truth Social, Trump destacó la labor de los agentes del ICE, señalando que han mostrado «fuerza, determinación y valentía increíbles» desde que él asumió la presidencia en enero. Resaltó también los recientes enfrentamientos durante las protestas en Los Ángeles y el hostigamiento que, a su juicio, sufren estos agentes por parte de «políticos demócratas radicales». En su mensaje, aseguró que «nada nos impedirá cumplir nuestra misión».
Para lograr el ambicioso objetivo, el mandatario instruyó a su administración a desplegar todos los recursos necesarios para ampliar los esfuerzos en las grandes ciudades. «He ordenado a toda mi administración que dedique todos los recursos posibles a este esfuerzo y revierta la ola de migración de destrucción masiva que ha convertido pueblos antaño idílicos en escenarios de distopía del tercer mundo», añadió.
Esta declaración llega después de semanas de incremento en las redadas migratorias. Además, Stephen Miller, subjefe de despacho de la Casa Blanca y principal responsable de las políticas migratorias de Trump, informó que el ICE busca realizar al menos 3 mil arrestos diarios, una cifra considerablemente mayor a los aproximadamente 650 arrestos diarios registrados en los primeros cinco meses del segundo mandato de Trump.
Sin embargo, al mismo tiempo, el gobierno ordenó pausar los arrestos en sectores específicos como granjas, restaurantes y hoteles. Esta pausa responde a la preocupación expresada por Trump sobre el impacto económico que una aplicación estricta y masiva de la ley migratoria podría tener en estas industrias, según un funcionario estadounidense que habló bajo condición de anonimato.
Estas medidas se enmarcan en una estrategia de endurecimiento migratorio con un enfoque especial en grandes núcleos urbanos, considerados puntos clave por albergar concentraciones significativas de población migrante. El programa impulsado por el gobierno busca modificar la dinámica migratoria, con un enfoque estricto en el control y la deportación de personas en situación irregular.
El Servicio de Control de Migración y Aduanas se prepara para ejecutar esta orden presidencial, marcando un punto importante en la política migratoria de Estados Unidos en los próximos meses.