Durante la segunda marcha contra la gentrificación en la Ciudad de México, un grupo de manifestantes causó daños en la fachada del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), ubicado en Ciudad Universitaria. Aunque los organizadores pidieron explícitamente evitar pintas o afectaciones a la infraestructura, un grupo identificado como “bloque negro” arremetió contra las instalaciones del museo.
Los hechos ocurrieron la tarde del domingo. En distintos videos compartidos en redes sociales, se observa cómo varios de los participantes, con el rostro cubierto y partes del cuerpo ocultas para mantener el anonimato, rompieron los cristales del MUAC utilizando piedras, palos y aerosoles. En las grabaciones también se escuchan voces que solicitan a los presentes evitar grabar: “No graben al bloque, por favor ‘banda’, recordémosle a los medios de comunicación que no tomen videos ni fotografías mientras accionan”.
Hasta el momento, las autoridades no han ofrecido un pronunciamiento oficial respecto a los incidentes. La ruta de la movilización también incluyó su paso por avenida Insurgentes, donde se reportaron daños a estaciones del Metrobús, pese a que algunas de ellas contaban con resguardo previo.
Desde el inicio de la concentración, en la estación Fuentes Brotantes, los participantes fueron encapsulados por elementos de seguridad equipados con escudos antidisturbios y extintores. La presencia de los cuerpos de seguridad buscaba contener posibles actos violentos mientras los manifestantes se abrían paso por la ciudad.
La protesta fue convocada para exigir la creación de una ley que regule la vivienda pública. Los manifestantes denuncian que los desalojos se han incrementado, en gran parte, por el fenómeno de los nómadas digitales, quienes llegan al país en busca de estancias temporales. Según los participantes, esta dinámica está provocando un aumento acelerado en los precios de renta.
La demanda central gira en torno a la necesidad de controlar los costos de vivienda en zonas urbanas. Algunos de los manifestantes aseguran que las rentas actuales superan con creces el salario mínimo, lo que las vuelve “casi imposibles de pagar” de forma mensual, afectando especialmente a los habitantes de barrios tradicionales y sectores populares.
La segunda marcha contra la gentrificación se suma a una creciente preocupación ciudadana en torno a la transformación del tejido urbano, los desplazamientos forzados y la falta de regulación en un mercado inmobiliario cada vez más inaccesible.