En un giro sorprendente en el caso de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el Pentágono anunció este miércoles que ha alcanzado un acuerdo de culpabilidad con Khalid Sheikh Mohammed, considerado el autor intelectual de los ataques, y dos de sus cómplices. Este pacto, que permitirá a los acusados evitar la pena de muerte, representa un avance significativo en un caso que ha estado estancado durante años.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos informó que los acuerdos fueron negociados por la Autoridad Convocante de las Comisiones Militares, Susan Escallier, y que los términos específicos no están disponibles para el público en este momento. Junto a Mohammed, Walid Muhammad Salih Mubarak Bin ‘Attash y Mustafa Ahmed Adam al Hawsawi también han aceptado declararse culpables bajo estos acuerdos previos al juicio.
Los tres acusados, junto con otros dos implicados, Ali Abdul Aziz Ali y Ramzi Bin al Shibh, fueron inicialmente acusados y procesados en 2008, y luego nuevamente en 2012 por su presunta participación en los atentados que sacudieron al mundo. Durante más de una década, el caso ha estado sumido en una maraña de procedimientos judiciales y apelaciones, mientras los acusados permanecían detenidos en la base militar de Guantánamo, en Cuba.
«Los términos y condiciones específicos de los acuerdos previos al juicio no están disponibles para el público en este momento», indicó el Departamento de Defensa en un comunicado. Este hermetismo refleja la complejidad y la sensibilidad del caso, que ha dividido a la opinión pública y a las familias de las víctimas.
El acuerdo para evitar la pena de muerte ha sido recibido con reacciones mixtas. Según reportes del diario The New York Times, Mohammed, bin Attash y al-Hawsawi acordaron declararse culpables a cambio de una sentencia de cadena perpetua. Esta propuesta, aunque busca una resolución definitiva, ha generado controversia entre las familias de las víctimas. Algunos familiares aceptan el acuerdo como un cierre necesario, mientras que otros aún claman por la máxima pena para los responsables de uno de los actos terroristas más devastadores de la historia.
«Es una decisión difícil de aceptar para muchos de nosotros», comentó John Smith, cuyo hermano falleció en los ataques. «Queremos justicia plena, y para muchos, eso significa la pena de muerte. Pero si esto significa que finalmente habrá una conclusión, entonces quizás sea lo mejor.»
El acuerdo llega más de 16 años después de que comenzara el procesamiento de estos hombres y más de 20 años después de los ataques coordinados por Al Qaeda que resultaron en la muerte de casi 3,000 personas. Los fiscales detallaron la propuesta de culpabilidad en una carta el año pasado, argumentando que era la mejor manera de evitar más años de procedimientos legales y asegurar una resolución firme.
La importancia de este acuerdo no puede subestimarse. No solo marca un avance en uno de los casos más prolongados y complejos en la historia de la justicia estadounidense, sino que también ofrece un cierre simbólico a un capítulo doloroso para la nación. La decisión de negociar sentencias de cadena perpetua en lugar de buscar la pena de muerte refleja una estrategia pragmática en un contexto legal y emocionalmente cargado.