En Sinaloa, diez personas, incluido un supuesto capo buscado por Estados Unidos, fueron asesinadas en medio de la captura del narcotraficante Ismael «Mayo» Zambada. Estos hechos llevaron al despliegue de 600 soldados para reforzar la seguridad en la región, según informó el gobernador Rubén Rocha Moya.
Los homicidios, cuatro el viernes y seis el sábado, se relacionan con la detención de Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán. El gobernador rechazó las acusaciones de estar involucrado en la captura, defendiendo que el 25 de julio, día en que ocurrió, se encontraba en Los Ángeles.
Uno de los asesinados es, según medios locales, Martín García Corrales, colaborador de Zambada, por quien Estados Unidos ofrecía una recompensa de cuatro millones de dólares.
El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que el estado se mantiene «estable» en cuanto a violencia, pero que se desplegaron tropas para prevenir una posible guerra entre las facciones del Cártel de Sinaloa.