Deslave en Jilotzingo trae tragedia, un rescate y mucha esperanza

Deslave en Jilotzingo trae tragedia, un rescate y mucha esperanza

Una noche que comenzó con fuertes lluvias terminó en tragedia en el municipio mexiquense de Jilotzingo. Un deslave en la comunidad de San Luis Ayucan arrasó con ocho casas, dejando 12 personas atrapadas bajo los escombros y cobrándose la vida de una bebé de tan solo tres meses.

Protección Civil del Estado de México informó que las lluvias intensas, combinadas con el desbordamiento de un río, provocaron el deslave la noche del viernes. «Fue una situación devastadora. Lamentamos profundamente la pérdida de una menor y estamos haciendo todo lo posible por rescatar a las personas que aún siguen atrapadas», declaró un vocero de la Coordinación General de Protección Civil.

Hasta el momento, más de 130 elementos del Ejército mexicano, la Secretaría de Marina, la Guardia Nacional, junto a rescatistas de Protección Civil y bomberos, han trabajado incansablemente en las labores de rescate. Equipados con cuatro máquinas para excavación, han logrado salvar a tres personas con vida, aunque la situación sigue siendo crítica. «No descansaremos hasta encontrarlos a todos», afirmaron los rescatistas.

Ante la emergencia, las autoridades han establecido dos refugios temporales: uno en la Iglesia de San Luis Obispo y otro en una casa particular, para brindar apoyo a las familias afectadas y a los rescatados. La comunidad de Jilotzingo se ha volcado a ayudar, llevando alimentos y cobijas a los refugios. “Es lo menos que podemos hacer por nuestros vecinos, estamos aquí para apoyar”, mencionó una residente local que se ha sumado al esfuerzo solidario.

Sin embargo, la búsqueda continúa, y la esperanza es lo único que mantiene en pie a los familiares de las nueve personas que aún no han sido encontradas. “Sé que van a salir vivos, lo sé”, declaró entre lágrimas un familiar de los desaparecidos, mientras observaba de cerca las labores de rescate.

El gobierno del Estado de México ha prometido apoyo a las víctimas y sus familias, aunque para muchos, el dolor de la pérdida es irreparable. Mientras tanto, la tragedia de Jilotzingo es un recordatorio de la vulnerabilidad ante los desastres naturales y de la importancia de la solidaridad en momentos tan oscuros.

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