El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) fue escenario de una manifestación inusual este miércoles, cuando alrededor de 400 pilotos de Aeroméxico se reunieron en la Terminal 2 para expresar su descontento ante la falta de avances en la negociación contractual con la aerolínea. La protesta, encabezada por la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), surge como una advertencia clara ante lo que consideran una actitud de «desinterés» por parte de la empresa en la revisión de sus contratos laborales.
A través de un comunicado emitido por el sindicato, los pilotos denunciaron la falta de disposición de la administración de Aeroméxico para alcanzar un acuerdo justo y equilibrado. “Hemos expresado nuestra voluntad de negociar un acuerdo en beneficio mutuo”, señala el documento, pero “lo que ofrece la administración de la aerolínea está lejos de ser justo”. La tensión ha ido en aumento durante las últimas semanas, y ASPA no ha dudado en elevar la presión: los pilotos han anunciado su firme intención de ir a huelga a partir del primer minuto del 1 de octubre si no se alcanzan avances significativos en las negociaciones.
El posible paro de labores que los pilotos han planteado amenaza con paralizar todas las operaciones de Aeroméxico, lo que afectaría a miles de pasajeros en todo el país y en rutas internacionales. La cancelación masiva de vuelos es un escenario que ni la aerolínea ni los viajeros desean, pero que parece más cercano si las partes no logran resolver sus diferencias en los próximos días. Los pilotos, por su parte, mantienen su postura firme y aseguran que su lucha no solo es por un mejor salario, sino por condiciones laborales más justas en un entorno cada vez más desafiante.
Durante la manifestación en el AICM, los pilotos repartieron volantes a los pasajeros, disculpándose por las molestias causadas y explicando sus motivos. En los folletos, detallaron que su demanda principal es una “justa remuneración” y mejores condiciones de trabajo, al tiempo que aclararon que no buscan perjudicar a los usuarios, sino garantizar su futuro y estabilidad profesional.
El conflicto no surgió de la noche a la mañana. Según ASPA, el proceso de revisión contractual comenzó en julio pasado, cuando el sindicato presentó su pliego petitorio y el emplazamiento ante el Tribunal Federal de Conciliación y Registro Laboral, cumpliendo con los tiempos y procedimientos establecidos por la reforma laboral vigente desde 2019. Esta ley exige que los trabajadores informen sobre un posible paro de labores con al menos 60 días de anticipación, un plazo que los pilotos han respetado rigurosamente.
El pasado 12 de septiembre, ASPA reiteró su disposición a llegar a un acuerdo, pero las negociaciones se han estancado, lo que ha incrementado la incertidumbre entre los trabajadores. La falta de avances ha llevado al sindicato a endurecer su postura y mantener la fecha del 1 de octubre como un ultimátum. Si no se llega a un acuerdo antes de esa fecha, el paro de actividades será una realidad, con consecuencias devastadoras para la operación de Aeroméxico.
Mientras la fecha límite se aproxima, el panorama para Aeroméxico se torna cada vez más complicado. La aerolínea, que aún enfrenta los efectos financieros de la pandemia y la reestructuración empresarial tras acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en Estados Unidos, ahora debe lidiar con este conflicto laboral que podría frenar su recuperación.
Los pilotos, en tanto, insisten en que su demanda es legítima. “Queremos lo que es justo”, afirman, y aseguran que están dispuestos a llegar a un acuerdo siempre que la aerolínea muestre mayor compromiso en las negociaciones. Sin embargo, el tiempo corre y el fantasma de la huelga se cierne sobre el horizonte.