El horror se apoderó del aeropuerto de Muan, Corea del Sur, cuando un avión de Jeju Air se estrelló tras salirse de la pista durante su aterrizaje. El saldo fue devastador: 179 fallecidos de los 181 pasajeros a bordo. Sin embargo, dos tripulantes sobrevivieron, desafiando lo que parecía imposible en medio de una tragedia que dejó al mundo conmocionado.
El Boeing 737-800, con 15 años en servicio, regresaba de Bangkok cuando ocurrió el desastre. Eran las 9:03 a.m. cuando, aparentemente, el tren de aterrizaje delantero no se desplegó, causando que la aeronave chocara contra un muro de concreto. Una explosión envolvió al avión en llamas mientras los equipos de rescate luchaban contra el tiempo.
La agencia de bomberos desplegó más de 1,500 efectivos, camiones y helicópteros para controlar el incendio. A pesar de los esfuerzos, la magnitud del impacto dejó la aeronave irreconocible, con excepción de su cola. Entre los escombros, los rescatistas encontraron a dos sobrevivientes, ambos miembros de la tripulación que estaban en la parte trasera del avión.
La noticia impactó a las familias que aguardaban en el aeropuerto, enfrentándose al dolor de la pérdida. En las pantallas donde normalmente se anuncian vuelos, se exhibían los nombres de las víctimas. «Mi hermana pequeña se fue al cielo hoy», lamentó una mujer, mientras otras familias buscaban consuelo en medio de la tragedia.
Las imágenes del accidente, difundidas por la televisión local, mostraron cómo el avión derrapó antes de chocar, generando columnas de humo negro. El Ministerio de Transporte confirmó que la torre de control había advertido sobre un posible impacto con aves y ofreció una pista alternativa al piloto antes del aterrizaje fallido.
Jeju Air, a través de su presidente Kim E-bae, expresó su responsabilidad y su compromiso de colaborar en la investigación. Mientras tanto, el gobierno declaró Muan como zona de desastre y anunció una semana de luto nacional.
Este desastre se suma a la historia de tragedias aéreas en Corea del Sur, marcando uno de los accidentes más mortales desde 1997. El impacto emocional y político del incidente trasciende las fronteras, con líderes internacionales expresando sus condolencias. En medio del dolor, la valentía de los sobrevivientes representa un rayo de esperanza en la oscuridad de esta tragedia.