Desde Islamabad, Malala Yousafzai volvió a levantar la voz en defensa de millones de niñas y mujeres que viven bajo un régimen de opresión en Afganistán. Durante una cumbre internacional sobre la educación de las niñas en comunidades musulmanas, la activista denunció el trato que los talibanes dan a las mujeres, calificándolo como un «apartheid de género».
En un discurso transmitido en vivo, la ganadora del Premio Nobel de la Paz instó a los líderes musulmanes a no legitimar al régimen talibán, cuyas políticas buscan eliminar a las mujeres de la vida pública. «Una generación entera de niñas está siendo despojada de su futuro», afirmó Malala. «No los legitimen; reconozcan su régimen como un sistema que oprime a las mujeres bajo justificaciones religiosas y culturales».
Desde que retomaron el poder en Kabul en 2021, los talibanes han impuesto restricciones drásticas que prohíben a las niñas y mujeres asistir a escuelas, universidades y ocupar puestos laborales en el sector público. Estas políticas han marginado a millones, apagando sueños y posibilidades.
El mensaje de Malala no solo fue un llamado de atención, sino también un recordatorio del valor de la resistencia. En 2012, con tan solo 15 años, sobrevivió a un ataque de los talibanes en el valle de Swat, Pakistán. Ese momento definió su lucha y la llevó a convertirse en un símbolo global de la educación y la igualdad de género.
A pesar de su reconocimiento internacional, su figura sigue generando división en su país natal. Mientras millones la ven como una heroína, algunos sectores conservadores la critican, acusándola de promover valores ajenos a la cultura e islam.
La cumbre, organizada en colaboración con la Liga Musulmana Mundial, buscó generar conciencia sobre los desafíos que enfrentan las niñas en países de mayoría musulmana. Sin embargo, representantes del régimen talibán, quienes habían sido invitados, no asistieron ni ofrecieron explicaciones. El mensaje de Malala fue directo y emotivo: la educación no es un privilegio, sino un derecho. Con valentía, recordó que la lucha por la igualdad y el conocimiento no debe detenerse, y que, incluso frente a la adversidad, las voces de las niñas del mundo no serán silenciadas.