La expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se encuentra hospitalizada en Shanghái debido a una neuritis vestibular, una inflamación del nervio del equilibrio. Rousseff, quien actualmente ocupa el cargo de presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) de los BRICS, fue ingresada el pasado 21 de febrero tras experimentar síntomas como mareos, vómitos y presión arterial alta.
Según informes del diario Folha de São Paulo, la exmandataria, de 77 años, comenzó a sentirse mal y presentó episodios de vértigo. La neuritis vestibular es una afección generalmente provocada por infecciones virales y puede generar intensos mareos durante varios días.
A pesar de su internamiento, el equipo de Rousseff ha comunicado a través de su cuenta oficial en la red social X que «responde bien al tratamiento y debe recibir el alta en los próximos días». Además, han asegurado que la expresidenta ha continuado con sus actividades laborales con normalidad durante su estancia en el hospital.
El diputado José Guimarães, líder del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en la Cámara de Diputados, expresó su solidaridad con Rousseff y le deseó una pronta recuperación. También indicó que los médicos no consideran su cuadro clínico como grave.
El estado de salud de la expresidenta ha obligado a cancelar su participación en una reunión del consejo del NBD en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Sin embargo, su equipo ha enfatizado que su recuperación avanza positivamente.
Rousseff asumió la presidencia del NBD en abril de 2023, cargo que la mantiene vinculada a la política y la economía global. El banco fue creado en 2014, durante su mandato presidencial, con el objetivo de financiar proyectos de desarrollo en países emergentes. Su liderazgo en la institución refleja su continuidad en la esfera internacional después de haber sido destituida de la presidencia de Brasil en 2016 mediante un juicio político.
El bloque de los BRICS, al que pertenece el NBD, agrupa a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Recientemente, incorporó a Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán, Indonesia y Arabia Saudita, aunque este último aún no ha formalizado su adhesión.
Mientras Rousseff se recupera en Shanghái, continúa recibiendo mensajes de apoyo y solidaridad tanto de líderes políticos como de ciudadanos brasileños. Su estado de salud seguirá siendo monitoreado por los especialistas, quienes esperan que pronto pueda retomar sus actividades con normalidad.