El destituido presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, fue detenido este miércoles tras un operativo que puso fin a días de tensiones políticas y enfrentamientos en las inmediaciones de la residencia presidencial. Esta captura, resultado de una operación que duró más de seis horas y contó con la participación de más de 1,000 agentes, marca un capítulo inédito en la historia política surcoreana.
Yoon, investigado por insurrección y abuso de poder, fue destituido por el Parlamento el pasado 14 de diciembre tras declarar brevemente la ley marcial en el país, una medida que desató caos político. Aunque el mandatario se disculpó por sus acciones, la decisión parlamentaria lo despojó de sus poderes mientras su destitución definitiva está en manos de la Corte Constitucional.
La resistencia de Yoon a cooperar con las autoridades había provocado un primer intento fallido de arresto a principios de enero, cuando sus escoltas presidenciales bloquearon a los agentes en medio de una multitud de simpatizantes. En esta segunda operación, la policía empleó escaleras y cortadores de alambre para superar las barricadas instaladas en la residencia.
En un mensaje grabado tras su captura, Yoon, de 64 años, aseguró que comparecería ante la Oficina de Investigación de la Corrupción (CIO) para evitar “cualquier desagradable derramamiento de sangre”, aunque calificó la investigación en su contra como “ilegal”.
El Partido del Poder Popular, formación política de Yoon, criticó su arresto como un acto ilegal, mientras que la oposición celebró la acción como un avance hacia la justicia y la restauración del orden constitucional. Según Park Chan-dae, líder del opositor Partido Democrático, esta detención representa “el primer paso hacia la democracia plena en Corea del Sur”.
El contexto de esta crisis se remonta a la llegada de Yoon al poder en 2022, respaldado por votantes conservadores y una plataforma de línea dura. Sin embargo, su administración fue empañada por escándalos y un creciente rechazo de la oposición, lo que culminó en su intento fallido de consolidar su poder mediante la ley marcial. Actualmente, Corea del Sur está gobernada por el ministro de Finanzas, Choi Sang-mok, quien ejerce como presidente interino tras la destitución del primer mandatario provisional por parte del Parlamento.
La detención de Yoon refleja un momento crítico en la política surcoreana, evidenciando profundas divisiones en el país. Mientras se define el futuro del destituido mandatario, la nación enfrenta una polarización creciente, con partidarios y detractores de Yoon protagonizando manifestaciones que dejan claro que la batalla política está lejos de concluir.