El Vaticano exige dignidad y justicia para los migrantes con un llamado de paz a la humanidad

El Vaticano exige dignidad y justicia para los migrantes con un llamado de paz a la humanidad

Durante su reciente visita a Tijuana, una de las fronteras más dinámicas y desafiantes del mundo, el Nuncio Apostólico en México, monseñor Joseph Spiteri, emitió un mensaje claro y contundente: los derechos de los migrantes deben ser respetados y protegidos, pues buscar un futuro mejor no es solo una aspiración legítima, sino un derecho humano fundamental.

En un recorrido que incluyó el simbólico muro fronterizo que se adentra en el océano Pacífico y el reconocido Desayunador Salesiano Padre Chava, monseñor Spiteri no solo fue testigo de la realidad migratoria, sino también interlocutor de las voces de quienes han encontrado en Tijuana una estación transitoria o definitiva. «Cada migrante tiene una historia única, y para nosotros, todos son hijos e hijas de Dios», declaró en un emotivo encuentro con personas migrantes y deportadas.

El representante del papa Francisco subrayó que la migración no es un fenómeno aislado, sino una necesidad que refleja la búsqueda de oportunidades, seguridad y dignidad. «La humanidad está en constante movimiento; esto es parte de nuestra historia. Sin embargo, las normas sociales y civiles deben garantizar el respeto a la dignidad humana. Los países necesitan la migración para desarrollarse, pero deben recordar que la dignidad de cada persona no es negociable», puntualizó Spiteri.

La Iglesia Católica, según explicó, juega un rol activo y crucial en este contexto. Desde el Vaticano hasta las diócesis mexicanas, los albergues no solo ofrecen refugio físico, sino también apoyo legal y emocional, una labor que el papa Francisco admira profundamente. «El papa, como hijo de migrantes, comprende esta realidad y exhorta a los líderes mundiales a priorizar la dignidad humana en sus políticas», añadió.

Además, el Nuncio abordó la problemática de los desplazamientos internos en México, una realidad que afecta especialmente a comunidades indígenas, mujeres y niños. Spiteri compartió que los obispos mexicanos ya han llevado esta preocupación a la presidenta Claudia Sheinbaum, subrayando la urgencia de proteger a los desplazados y ofrecer soluciones sostenibles.

A los migrantes, monseñor Spiteri envió un mensaje de esperanza: «No pierdan el ánimo. La situación es compleja, pero siempre hay quienes desean ayudar. No se aíslen; busquen apoyo y confíen en que su dignidad siempre será motivo de lucha». El llamado del Nuncio resuena más allá de las fronteras. Es una invitación a la reflexión colectiva: reconocer que detrás de cada migrante hay un rostro humano, una historia de valor y una legítima búsqueda de futuro.

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