Ronald Johnson, el nuevo embajador de Estados Unidos en México, llegó este jueves a la Ciudad de México para asumir oficialmente su cargo en medio de un entorno diplomático delicado. Su arribo no solo marca el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral, también se da bajo el foco de temas polémicos que han generado atención en ambos lados de la frontera.
La Secretaría de Relaciones Exteriores, a través de Roberto Velasco Álvarez, jefe de la Unidad para América del Norte, fue la encargada de recibir al diplomático estadounidense. Velasco, en representación del canciller Juan Ramón de la Fuente, actualmente en Beijing por el IV Foro Ministerial China-CELAC, expresó el interés del gobierno mexicano en fortalecer el diálogo y la cooperación bilateral, destacando siempre el respeto mutuo a la soberanía de ambas naciones.
La Embajada de Estados Unidos en México compartió una imagen de Johnson al momento de su llegada, reflejando el inicio formal de su misión diplomática. La agenda del nuevo embajador ya tiene un momento clave en puerta: su primera reunión oficial será con la presidenta Claudia Sheinbaum el próximo lunes 19 de mayo, donde se le hará entrega de la carta credencial que lo acredita como representante del gobierno estadounidense en territorio mexicano.
La presidenta ha adelantado que el encuentro será breve y servirá para establecer una línea de diálogo enfocada en la coordinación y colaboración bilateral. «Una relación que nosotros consideramos que debe haber entre socios comerciales, vecinos, países, amigos«, comentó la mandataria antes de la llegada del diplomático.
Johnson no es un novato en temas sensibles. Fue embajador en El Salvador durante el gobierno de Donald Trump, periodo en el que estrechó lazos con el presidente Nayib Bukele. Su experiencia se enmarca también en un pasado como coronel del Ejército estadounidense y más de dos décadas como agente de la CIA, lo cual lo convierte en una figura con amplio conocimiento en inteligencia y seguridad.
El inicio de su gestión ocurre mientras persiste la tensión por operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en territorio mexicano, concretamente en Sinaloa, situación que ha sido negada por el gobierno mexicano pero que sigue generando inquietud. A esto se suma la compleja herencia de una guerra comercial impulsada por Trump, centrada en la presión por el tráfico de fentanilo y el flujo migratorio hacia el norte.
Ronald Johnson domina el español con fluidez, lo que podría facilitar su interlocución en un momento en que la diplomacia requiere precisión, tacto y claridad. Con experiencia militar, trayectoria en inteligencia y antecedentes en América Latina, su figura se convierte en una pieza clave en la evolución del vínculo entre ambos países. Su llegada no pasa desapercibida: marca un capítulo más en una relación que, una vez más, se pone a prueba.