En un escenario global marcado por la tensión, los mercados financieros vivieron dos jornadas que quedarán para la historia. Más de 6.4 billones de dólares se desvanecieron del valor de las bolsas en solo 48 horas, arrastrando a índices bursátiles de todo el mundo. El origen: la respuesta inmediata y contundente de China a los aranceles impuestos por Estados Unidos.
El conflicto comercial escaló cuando Donald J. Trump, presidente de Estados Unidos, impuso un arancel de 34% a productos chinos. Desde Pekín, la reacción no se hizo esperar. Un vocero oficial confirmó que la misma medida será aplicada a bienes estadounidenses que ingresen a territorio chino, efectiva a partir del 10 de abril. Una maniobra que encendió las alarmas entre inversionistas globales.
La volatilidad no dio tregua. El jueves 3 de abril, los mercados ya habían registrado pérdidas por 3.1 billones de dólares, cifra que aumentó el viernes con otros 3.3 billones en valor de mercado. La caída fue calificada como “récord en dos días” por Dow Jones Market Data, superando incluso los desplomes del 12 de marzo de 2020.
Los principales índices de Estados Unidos lideraron las pérdidas. El Dow Jones cerró con una baja de 5.50%, acumulando un retroceso del 9.48% en dos días. El S&P 500, ampliamente seguido por inversionistas, reportó una caída de 5.98% y acumula más del 10% de pérdidas. Nasdaq, índice de referencia para las grandes tecnológicas, descendió 5.8% con compañías como Apple, Tesla y Nvidia entre las más afectadas.
El impacto cruzó fronteras. En México, la Bolsa Mexicana de Valores cambió su trayectoria positiva para cerrar con una pérdida de 4.84%. El peso mexicano, que había alcanzado los 19.88 por dólar, se depreció hasta las 20.46 unidades. En Europa, los efectos fueron similares. El Stoxx 600 perdió 8.4% en la semana. El FTSE 100 del Reino Unido cayó 4.95% solo el viernes, y los índices de Francia y Alemania también registraron importantes retrocesos.
Asia no fue ajena a la turbulencia. El Nikkei japonés descontó 2.75%, mientras que el índice MSCI asiático retrocedió 4.5%. En contraste, el mercado de Shanghái mostró mayor resistencia, con una baja moderada de apenas 0.24%.
Las consecuencias macroeconómicas empiezan a delinearse. Jay Powell, presidente de la Reserva Federal, advirtió sobre un panorama de “mayor inflación y crecimiento más lento”. Declaraciones que refuerzan la preocupación de los analistas ante el rumbo incierto del comercio global.
Para Adam Tooze, historiador económico de la Universidad de Columbia, el método utilizado por el gobierno estadounidense para calcular los aranceles “fue defectuoso desde su origen”. En sus palabras: “no es política comercial, es un cálculo absurdo que responde más a ideología que a estrategia”.
El efecto dominó se extendió a las materias primas. El oro, habitual refugio ante la incertidumbre, perdió 2.08%. El petróleo también retrocedió: el Brent y el WTI cayeron 5.93% y 6.89%, respectivamente. Incluso el cacao resintió el golpe con una baja del 8.50%.
Un sismo económico sin epicentro definido, pero con repercusiones globales. Las próximas jornadas serán clave en un tablero internacional donde cada movimiento define el rumbo de los mercados.