La muerte del joven actor Octavio Ocaña, recordado por su papel en la serie Vecinos, sigue generando repercusiones legales. Esta vez, el avance se centra en Gerardo «N», expolicía municipal de Cuautitlán Izcalli, a quien un juez impuso la medida cautelar de prisión preventiva justificada. El anuncio fue hecho por Bertha Ocaña, hermana del actor, quien ha mantenido su voz firme desde que el caso salió a la luz en octubre de 2021.
La detención de Gerardo «N», ocurrida en Veracruz y confirmada por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, marca un nuevo episodio en el proceso legal que busca esclarecer las condiciones en las que murió el actor. Tras ser capturado, el exagente fue trasladado a un penal del Estado de México, donde quedó bajo resguardo judicial.
Bertha Ocaña reiteró que el objetivo de la familia es claro: lograr que el expolicía sea vinculado a proceso por su presunta responsabilidad en el fallecimiento de Octavio. Señaló que hubo omisiones graves como autoridad al no garantizar la seguridad del actor. La postura de los familiares ha sido constante: no se trata solo de esclarecer hechos, sino de que cada responsable enfrente las consecuencias legales correspondientes.
Imágenes difundidas en redes sociales mostraron la persecución del vehículo donde viajaba Octavio, justo antes de ser encontrado sin vida con heridas de bala dentro de su camioneta, en Cuautitlán Izcalli. El dictamen oficial de las autoridades apuntó inicialmente a un disparo autoinfligido. Sin embargo, esta versión ha sido rechazada por el padre del actor, quien confirmó que su hijo portaba un arma, pero negó rotundamente que se hubiese disparado a sí mismo.
En diciembre de 2023, ya se había sentenciado a Leopoldo Azuara de Luz, otro expolicía relacionado con el caso. Fue declarado culpable de homicidio doloso y recibió una condena de 20 años y nueve meses de prisión, además de una multa millonaria. Este precedente refuerza la esperanza de la familia de que la justicia avance con determinación.
La prisión preventiva dictada a Gerardo «N» representa un paso adicional en un proceso marcado por la indignación pública y la exigencia de respuestas. Aunque aún falta por determinar si será vinculado a proceso, la atención sobre este caso continúa creciendo, impulsada por el clamor de justicia que no ha cedido desde aquel trágico día de octubre.