En un giro inesperado que sacude a la comunidad universitaria de Zacatecas, Rubén de Jesús Ibarra Reyes, rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), fue detenido la noche del viernes por elementos de la Policía Ministerial de Investigación. El arresto ocurrió en calles de la colonia Lomas del Consuelo, en el municipio de Guadalupe, y responde a una denuncia presentada desde el año pasado por el presunto delito de violación contra una menor de edad.
La Fiscalía Especializada de Atención de Delitos Contra las Mujeres por Razones de Género de Zacatecas fue la instancia que recibió la acusación, interpuesta por un familiar de la víctima. El caso ha escalado de forma rápida y coincide, de manera clave, con un momento determinante para la institución: el cambio de titular en la rectoría.
De acuerdo con el Registro Nacional de Detenciones, tras su arresto, el rector fue puesto a disposición del Centro Regional de Reinserción Social de Cieneguillas, donde este sábado se lleva a cabo la audiencia de formulación de imputación y posible vinculación a proceso penal, bajo la conducción de una sala de juicios orales.
La noticia de su detención fue confirmada por Armando Flores de la Torre, actual secretario general interino de la UAZ, quien declaró que se ofrecerá más información sobre la situación legal del rector en las próximas horas. Hasta el momento, no se han emitido declaraciones públicas por parte del rector detenido o su defensa.
Este suceso ocurre en plena efervescencia electoral dentro de la universidad. A finales de abril arrancaron las campañas de los dos aspirantes a la rectoría. Jenny González Arenas, secretaria general del Sindicato de Personal Académico de la UAZ, es una de las candidatas más visibles, recordada por encabezar una reciente huelga de un mes en demanda de mejoras salariales.
En la contienda también participa el investigador Ángel Román Gutiérrez, exsecretario general de la misma institución, quien aún ocupa funciones administrativas y, de acuerdo con el calendario institucional, terminaría formalmente su gestión en septiembre próximo.
El ambiente universitario permanece en estado de alerta, no solo por la gravedad de las acusaciones, sino también por el impacto institucional que este hecho representa. A pocas horas de decidir quién tomará el relevo en la máxima representación de la UAZ, el escenario ha cambiado de forma radical y mantiene a la comunidad universitaria y a la opinión pública expectantes.