Las autoridades de Alaska han confirmado el hallazgo de un avión desaparecido en el hielo marino cerca de la comunidad de Nome. La aeronave, un Cessna Caravan operado por Bering Air, transportaba a nueve pasajeros y un piloto, quienes lamentablemente perdieron la vida en el accidente.
El avión despegó el jueves 8 de febrero a las 14:37 horas desde Unalakleet, un pequeño poblado de Alaska, con destino a Nome. Menos de una hora después, se perdió todo contacto con la aeronave. De acuerdo con el Departamento de Seguridad Pública de Alaska, la última ubicación registrada del avión fue a unos 48 kilómetros al sureste de Nome y a 19 kilómetros de la costa.
El viernes, equipos de la Guardia Costera estadounidense realizaron una operación de búsqueda en helicóptero en la zona donde se perdió el contacto. Durante el operativo, divisaron los restos del avión sobre el hielo marino. Inmediatamente, dos rescatistas descendieron al lugar para inspeccionar el sitio y confirmar la trágica noticia.
Las condiciones climáticas al momento del vuelo incluían nieve ligera y niebla, con temperaturas de -8.3 grados centígrados, según reportes del Servicio Meteorológico Nacional. Además, datos de radar proporcionados por la Patrulla Aérea Civil indicaron que a las 15:18 horas el avión experimentó una rápida pérdida de altura y velocidad, aunque las causas exactas del accidente aún se desconocen. «Cuál es ese evento, no se puede especular», declaró el teniente comandante de la Guardia Costera Benjamin McIntyre-Coble.
Algo que llama la atención es que no se recibió ninguna señal de emergencia desde la aeronave. Normalmente, los aviones están equipados con un transmisor de localización que envía alertas en caso de accidente, pero en este caso, no se activó ninguna notificación a la Guardia Costera. Las autoridades han confirmado que todas las víctimas eran adultos y que se trataba de un vuelo de corta distancia, algo común en Alaska, donde muchas comunidades dependen del transporte aéreo debido a la falta de carreteras.
Este accidente representa el tercer percance aéreo grave en Estados Unidos en los últimos ocho días. El 29 de enero, un avión comercial y un helicóptero del ejército chocaron cerca de Washington D.C., causando la muerte de 67 personas. Dos días después, un avión de transporte médico se estrelló en Filadelfia, dejando siete fallecidos.
Las investigaciones sobre el accidente en Alaska continúan y las autoridades trabajan para esclarecer qué ocurrió en los momentos previos a la tragedia.