El debate se intensifica por la financiación de Planned Parenthood ha alcanzado un nuevo nivel. Líderes del movimiento antiaborto se reunieron en Washington para presionar al Congreso y al presidente Donald Trump con un solo objetivo: cortar los fondos federales de Medicaid destinados a la organización de salud reproductiva.
Bajo la iniciativa «Desfinanciar a Planned Parenthood», más de 150 grupos firmaron una carta instando a los legisladores a eliminar los recursos que sostienen clínicas de salud reproductiva. Kristan Hawkins, presidenta de Students for Life, calificó este momento como «histórico», señalando que el movimiento antiaborto se encuentra unido como nunca antes.
El mandatario Trump, quien ha sido reconocido por algunos líderes conservadores como «el presidente más antiaborto de la historia», ha tomado medidas en línea con esta postura. Entre ellas, la reinstauración de políticas que condicionan la ayuda internacional en temas de salud reproductiva y el indulto a activistas antiaborto condenados por bloquear clínicas. Sin embargo, aún no ha respondido directamente a la presión de estos grupos para reducir los fondos de Medicaid destinados a Planned Parenthood en territorio estadounidense.
Mientras tanto, legisladores en estados como Missouri, Ohio y Carolina del Sur han impulsado proyectos para otorgar exenciones fiscales a centros antiaborto, fortaleciendo su presencia en el debate. Por su parte, la Corte Suprema evaluará una demanda presentada por Carolina del Sur para eliminar la financiación de Medicaid a Planned Parenthood, una decisión que podría sentar un precedente a nivel nacional.
Desde la organización de salud reproductiva, Vicki Ringer, directora de asuntos públicos en Carolina del Sur, calificó los argumentos en su contra como «un intento de engañar al público». Según el informe anual de 2023 de Planned Parenthood, menos del 5% de sus servicios corresponden a interrupciones del embarazo, mientras que el grueso de su labor se centra en anticoncepción, prevención de enfermedades y detección de cáncer.
En la manifestación del jueves, la división fue evidente. Mientras los grupos antiaborto proclamaban su victoria inminente, transeúntes expresaron su apoyo a Planned Parenthood, destacando su papel en la atención médica de comunidades de bajos ingresos. Haven Wright, una mujer de 83 años, señaló que «son los principales médicos para muchas mujeres pobres», recordando su propia experiencia y enfatizando que «las mujeres merecen poder elegir».
La lucha entre estos dos frentes sigue escalando, con el Congreso, la Casa Blanca y la Corte Suprema como actores clave en una batalla que definirá el futuro del acceso a la salud reproductiva en Estados Unidos.