En un acto provocativo que ha dejado atónitos a visitantes y expertos del arte, dos activistas climáticas irrumpieron en el prestigioso Museo del Louvre de París para arrojar sopa a la famosa Mona Lisa, obra maestra de Leonardo da Vinci. Este impactante evento, registrado en un video viral, se convierte en un acto simbólico de protesta contra la contaminación ambiental y la necesidad de una alimentación sostenible.
Las mujeres, identificadas como miembros de la organización francesa Riposte Alimentaire (Respuesta Alimentaria), llevaron a cabo su audaz acción mientras gritaban la pregunta que resonará en el debate público: «¿Qué es más importante? ¿El arte o el derecho a una alimentación sana y sostenible?». La protesta se llevó a cabo bajo la mirada atónita de los presentes, quienes reaccionaron con gritos ahogados ante la irreverencia hacia una de las piezas más icónicas de la historia del arte.
La organización emitió un comunicado explicando que su objetivo era destacar la necesidad urgente de proteger el medio ambiente y garantizar fuentes de alimentos sostenibles. Este acto, aunque controvertido, busca llamar la atención sobre la crisis climática y la responsabilidad de la sociedad y los gobiernos en la preservación del planeta.
El video captura el momento en que empleados del Louvre reaccionan rápidamente ante el ataque, colocando paneles negros de protección frente a la Mona Lisa y evacuando a los visitantes de la sala. La respuesta inmediata de los guardias de seguridad condujo a la detención de las dos activistas, quienes pasaron por alto las barreras de seguridad para llevar a cabo su protesta.
Este no es el primer acto de vandalismo en el que la Mona Lisa se ve envuelta. En mayo de 2022, el cristal que la protege fue cubierto de crema en otra protesta. Asimismo, activistas intentaron arrojar sopa a los Girasoles de Vincent van Gogh en la National Gallery de Londres en octubre del mismo año. Al mes siguiente, varios manifestantes se pegaron a cuadros de Goya en el Museo del Prado de Madrid. La creciente ola de acciones disruptivas en instituciones artísticas plantea interrogantes sobre la seguridad de las obras de arte y la necesidad de fortalecer las medidas de protección.
Mientras tanto, en el contexto nacional francés, los agricultores han protagonizado protestas en días recientes. Su descontento se manifiesta en demandas de mejores remuneraciones por sus productos, la reducción de la burocracia y la protección contra importaciones baratas que amenazan su sustento. A pesar de las medidas anunciadas por el gobierno, incluyendo la eliminación progresiva de impuestos al diésel para vehículos agrícolas, los agricultores persisten en sus demandas.
El nuevo primer ministro, Gabriel Attal, ha reconocido la difícil situación de los agricultores, señalando la contradicción entre la exigencia de calidad y la búsqueda de precios cada vez más bajos. Además, ha anunciado la consideración de medidas adicionales para abordar la competencia injusta de países con normativas de producción diferentes.
La protesta en el Louvre se suma a un escenario social tenso en Francia, donde las demandas medioambientales y agrícolas convergen de manera inesperada. La Mona Lisa, resguardada tras un cristal a prueba de balas desde la década de 1950, se mantiene indemne ante los ataques, pero la pregunta sobre la prioridad entre el arte y la alimentación sostenible persistirá como un eco en la conciencia colectiva.