La historia del exgobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, da un nuevo giro tras haber sido deportado desde Estados Unidos y recibir el auto de formal prisión en México por delitos contra la salud. El otrora influyente político priista ahora enfrenta la justicia mexicana por su presunta colaboración en actividades vinculadas al crimen organizado.
La Fiscalía General de la República, a través de la Fiscalía Especializada en materia de Delincuencia Organizada (FEMDO), informó que el Juez Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales en Tamaulipas, con sede en Matamoros, dictó formal prisión contra Yarrington. La causa legal se enfoca en su presunta colaboración para fomentar la comisión de delitos contra la salud.
El 9 de abril, las autoridades estadounidenses lo entregaron en la Garita de El Chaparral, Tijuana, Baja California. En ese momento, ya pesaba sobre él una orden de aprehensión en México. De inmediato, fue trasladado al penal federal de alta seguridad del Altiplano, ubicado en Almoloya de Juárez, Estado de México, donde permanece a disposición del juez que lo requería.
Tomás Yarrington fue sentenciado en Estados Unidos a siete años de prisión por lavado de dinero. Cumplió esa condena en la prisión de Thomson, Illinois. Tras pagar su deuda con la justicia estadounidense, fue deportado a México para enfrentar nuevos cargos. El expediente que ahora se activa en su contra ha estado vigente desde hace años.
En abril de 2017, su nombre resonó a nivel internacional cuando fue detenido en Florencia, Italia, tras una intensa coordinación entre la Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales de México, la Agencia de Investigación Criminal y las autoridades italianas. Permaneció un año en prisión en ese país, antes de ser extraditado a Estados Unidos en 2018.
Durante el proceso legal en territorio norteamericano, surgieron declaraciones que lo vinculan con cárteles del narcotráfico. Las acusaciones establecen que recibió sobornos de grupos como Los Zetas y el Cártel del Golfo. En 2021, reconoció haber aceptado más de 3.5 millones de dólares en sobornos y haberlos utilizado para adquirir propiedades y automóviles en Estados Unidos. Esos bienes, según los documentos judiciales, formaron parte de una red para ocultar el origen ilícito del dinero.
Ahora, de vuelta en México, el futuro de Yarrington se define en los tribunales. El caso representa una de las caídas más significativas de un exfuncionario de alto perfil en el país. De haber gobernado Tamaulipas, a enfrentar cargos que lo relacionan con estructuras delictivas de gran alcance, la historia de Tomás Yarrington continúa escribiéndose entre rejas.