El gobierno de Estados Unidos reforzó este martes su postura contra el Cártel de Sinaloa al advertir que aún falta detener a dos de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, luego de que Joaquín Guzmán López se declarara culpable de delitos de narcotráfico y crimen organizado. Las autoridades estadounidenses calificaron este avance como un paso importante dentro de su estrategia para frenar el tráfico de drogas hacia su territorio.
La fiscal general Pam Bondi afirmó que la declaración de culpabilidad de Guzmán López representa “una gran victoria contra el Cártel de Sinaloa” y destacó que forma parte de la campaña impulsada durante la administración de Donald Trump para desmantelar las principales redes criminales dedicadas al tráfico internacional de drogas. Funcionarios de alto nivel también resaltaron la designación de varios cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, una medida con la que buscan reducir el flujo de estupefacientes hacia Estados Unidos.
El fiscal federal Adam Gordon, del Distrito Sur de California, señaló que la captura y el proceso judicial contra Guzmán López se integra en una operación más amplia que continúa activa. “Cayeron dos, siguen dos”, expresó, al mencionar que Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán siguen siendo objetivos prioritarios para las autoridades estadounidenses. Ambos se encuentran prófugos y cuentan con investigaciones abiertas por su presunta participación en operaciones de narcotráfico.
El Departamento de Justicia recordó que Joaquín Guzmán López se declaró culpable de un cargo de conspiración para tráfico de drogas y otro de participación en una empresa delictiva. Según la normativa federal, su sentencia podría ir de 10 años de prisión hasta cadena perpetua. Documentos judiciales publicados el viernes pasado ya adelantaban que el acusado estaba listo para reconocer formalmente los cargos durante la audiencia de inicio de semana.
El caso de Guzmán López tiene otro capítulo que llamó la atención de las autoridades: su llegada a territorio estadounidense en 2024. El traslado ocurrió en un vuelo privado junto con Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador y uno de los líderes históricos del Cártel de Sinaloa, en lo que se sospecha pudo tratarse de un engaño dirigido contra Zambada.
En paralelo, el propio Zambada enfrentó su proceso judicial. En agosto se declaró culpable de dos cargos relacionados con narcotráfico, lavado de dinero y uso de armas ante un tribunal federal en Nueva York. Con ello, Estados Unidos amplió la lista de figuras relevantes del cártel que han reconocido su participación en actividades delictivas.
El avance en los procesos contra figuras centrales del Cártel de Sinaloa se suma al caso ocurrido en julio, cuando Ovidio Guzmán López —otro de los hijos de “El Chapo”— se declaró culpable de cuatro cargos vinculados al narcotráfico ante un tribunal de Chicago, como parte de un acuerdo con autoridades estadounidenses. Su situación se integró a la serie de acciones que Washington ha desplegado para limitar la operación de organizaciones criminales transnacionales.
Con este nuevo paso judicial, el gobierno estadounidense subrayó que su estrategia continuará enfocada en detener a los líderes activos que aún permanecen prófugos, mientras mantiene procesos abiertos contra miembros clave del Cártel de Sinaloa.