El huracán Otis, en su paso devastador por Acapulco, ha dejado una estela de destrucción y un estimado de pérdidas económicas que podrían oscilar entre los 10 mil y 15 mil millones de dólares. Este desastre natural ha llegado en un momento crítico, ya que la temporada alta de turismo en la región se encuentra en marcha, abarcando desde diciembre hasta marzo.
La velocidad de la tormenta no dio tiempo suficiente para tomar acciones de prevención. El huracán Otis tomó por sorpresa a la comunidad, lo que complicó la respuesta y evacuación de la población.
Las cifras preliminares sugieren que entre 40 y 50 mil viajeros se han visto afectados y quedaron varados en el puerto de Acapulco como resultado de este fenómeno climático. Estos datos se derivan de información proporcionada por el Fideicomiso de Promoción Turística del destino. Además de los turistas, numerosos propietarios de propiedades en la costa también han resultado afectados por el huracán.
Las consecuencias en la industria hotelera son notables, con al menos 17 mil cuartos de hotel en Acapulco sufriendo daños, una cifra que podría aumentar a medida que se restaure la conectividad y las telecomunicaciones en la región. Según Alejandro Domínguez, presidente de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco, se estima que el 80% de los hoteles en el puerto han sido afectados.
La eliminación del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) en 2020 complica aún más la recuperación del puerto de Acapulco, según el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET). Ante esta situación, el gobierno mexicano, en colaboración con aerolíneas como Volaris, Aeroméxico y Viva Aerobus, ha organizado un puente aéreo para transportar a los turistas varados a la Ciudad de México. La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, anunció la disponibilidad de entre 30 y 40 camiones diarios para llevar a los visitantes desde Acapulco hasta el Aeropuerto Internacional de Zihuatanejo, donde se realizarán los vuelos de repatriación.