El Senado de Estados Unidos confirmó a Linda McMahon, exdirectora de la WWE, como nueva secretaria de Educación. La empresaria, de 76 años, asume el cargo en un contexto de cambios en la política educativa bajo la administración del presidente Donald Trump, quien ha propuesto la eliminación del Departamento de Educación.
McMahon, quien obtuvo 51 votos a favor y 45 en contra en su confirmación, deberá implementar las reformas impulsadas por el gobierno, incluyendo la eliminación de programas de defensa de la diversidad y restricciones en las adaptaciones para estudiantes transgénero. Además, se enfrenta a la posible reducción de fondos federales para las escuelas que no cumplan con las nuevas directrices.
Los partidarios de McMahon destacan su experiencia en gestión empresarial y su capacidad para reestructurar el departamento, mientras que sus opositores argumentan que carece de experiencia en el ámbito educativo. El senador Chuck Schumer criticó su nombramiento, asegurando que la eliminación del Departamento de Educación afectaría gravemente el financiamiento escolar y la calidad educativa en el país.
Durante su audiencia de confirmación, McMahon aseguró que su objetivo es hacer que el departamento funcione de manera más eficiente, sin eliminar programas clave como el financiamiento del Título I y las becas Pell para estudiantes de bajos ingresos. No obstante, sugirió que algunas funciones del departamento podrían ser transferidas a otras agencias, como el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Mientras tanto, el gobierno de Trump ha comenzado a reformar el departamento con la ayuda del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), dirigido por el multimillonario Elon Musk. Se han cancelado contratos considerados innecesarios y se ha desmantelado el Instituto de Ciencias de la Educación, encargado de recopilar datos sobre el rendimiento académico del país.
McMahon, quien anteriormente dirigió la Administración de Pequeñas Empresas en el primer mandato de Trump, ha sido una aliada cercana del presidente. Su liderazgo en el Departamento de Educación marcará una nueva etapa en la política educativa estadounidense, con un enfoque en la descentralización y la reducción de regulaciones federales en las escuelas.