En un esfuerzo por restaurar la armonía y resolver tensiones internas, la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña, organizó una cena privada que reunió a figuras clave del ámbito judicial y político.
El evento tuvo lugar en la residencia del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, situada en Lomas de Chapultepec. La cena, celebrada bajo el lema de «limar asperezas», contó con la presencia de magistrados electorales y dos ministros de la SCJN, además de la sorpresiva participación del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno.
La cena se llevó a cabo un día después de la renuncia de Reyes Rodríguez Mondragón, entonces presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Esta renuncia había generado una notable tensión dentro del tribunal, que Piña intentó abordar mediante este encuentro. Previamente, a través de mensajes de WhatsApp, Piña había dejado claro a los invitados que tenía «mucho que decir».
Entre los asistentes destacados se encontraban los magistrados electorales Felipe de la Mata Pizaña, Felipe Fuentes Barrera y Mónica Soto Fregoso. La ministra presidenta había trabajado para garantizar la presencia de estos miembros clave, con el objetivo de reconstruir un ambiente de trabajo más colaborativo y menos fracturado.
Aunque la reunión tenía como fin principal discutir asuntos internos del Poder Judicial, la participación de Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, no fue anticipada por los asistentes judiciales. Esta inesperada inclusión fue vista por algunos como un intento de politizar el evento, en particular en el contexto de la coalición formada por PAN, PRI y PRD para las elecciones presidenciales.
Santiago Creel, coordinador de la campaña presidencial de Xóchitl Gálvez, también fue invitado, pero finalmente no asistió. Su ausencia, junto con la presencia de Moreno, dejó claro un intento de Piña de mediar y facilitar conversaciones entre el ámbito judicial y político, aunque no sin controversia.
Las comunicaciones internas reveladas posteriormente mostraron que Piña había tenido un acuerdo con Rodríguez Mondragón para que este permaneciera en su puesto hasta el final del proceso electoral. Esta revelación fue un punto crucial en la reunión, ya que la renuncia de Rodríguez Mondragón había sido un catalizador de las tensiones internas.
Durante la cena, Piña instó a los magistrados a «dar vuelta a la página» y enfocarse en la estabilidad institucional. «A estas alturas de mi vida, lo único que me interesa es la tranquilidad de mi conciencia», declaró, enfatizando su deseo de resolver conflictos y fomentar la colaboración.
Sin embargo, algunos magistrados interpretaron la reunión y las declaraciones de Piña como una forma de presión. La insistencia de la ministra presidenta en que «tenía mucho qué decir» fue vista por algunos como un intento de asegurar la asistencia y la atención de los participantes en un momento crítico para la cohesión del tribunal.
El evento organizado por Norma Piña subraya la delicada situación dentro del Poder Judicial de México, donde las tensiones y las divisiones internas amenazan con afectar la eficacia y la percepción pública de la justicia. La inclusión de figuras políticas en reuniones judiciales también plantea preguntas sobre la independencia del poder judicial y su capacidad para operar libre de influencias externas.
A medida que México se prepara para las próximas elecciones presidenciales, la capacidad de la Suprema Corte y del TEPJF para mantener su integridad y cohesión será crucial. Norma Piña, al reunir a estas figuras en un momento de tensión, demuestra su compromiso con la estabilidad y el diálogo, aunque las reacciones mixtas sugieren que el camino hacia la unidad y la cooperación aún requiere de esfuerzos significativos y, quizás, de nuevos enfoques.