El inicio prematuro de la temporada de huracanes en el Atlántico durante el año 2024 ha generado preocupación entre los expertos en clima, quienes advierten sobre la posibilidad de una temporada activa y potencialmente peligrosa. La calidez inusual de las aguas oceánicas, combinada con la eventual influencia de La Niña, plantea un escenario inquietante para los pronosticadores.
Los registros muestran que las temperaturas del océano Atlántico Norte han alcanzado niveles sin precedentes para esta época del año, lo que representa un aumento significativo en comparación con años anteriores. Este aumento de temperatura no solo crea condiciones propicias para la formación de huracanes, sino que también puede intensificar su fuerza una vez que se desarrollan.
La posible aparición de La Niña, un fenómeno meteorológico que suele aumentar la actividad de huracanes en el Atlántico, añade un elemento de preocupación adicional. Durante La Niña, la disminución de la cizalladura del viento facilita la formación y fortalecimiento de tormentas, lo que aumenta el riesgo de impactos en tierra.
Expertos como Phil Klotzbach, investigador científico de la Universidad Estatal de Colorado, advierten que aunque es demasiado pronto para hacer predicciones definitivas, las condiciones actuales sugieren una temporada de huracanes potencialmente activa. Aunque aún no se ha determinado la fecha exacta de la llegada de La Niña, su influencia podría agravar aún más la situación.
Ante este panorama, es crucial que las áreas propensas a huracanes estén en alerta y tomen medidas preventivas. Se insta a seguir de cerca el desarrollo de cada tormenta y a no bajar la guardia ante la posibilidad de impactos significativos, como se recomienda cada año.