Sacerdotes católicos, pastores cristianos y evangélicos en diferentes estados del país están enfrentando una situación alarmante de violencia y extorsiones que los ha llevado a cerrar templos y a sufrir hostigamiento, desplazamiento interno e incluso exilio, según lo señalado por los propios religiosos.
El religioso paulino Omar Sotelo, director del Centro Católico Multimedial, reveló en entrevistas por separado que durante este sexenio se han registrado 10 sacerdotes asesinados y ocho agredidos. Además, mencionó que en el año 2023 se documentaron al menos 900 extorsiones, tanto por vía telefónica como electrónica.
El robo a iglesias también ha alcanzado niveles preocupantes, con un promedio de al menos 26 templos violentados por semana. Sotelo destacó que esta violencia no solo implica ataques directos, sino que también hay una combinación de violencia ordinaria con la del crimen organizado.
El temor al no denunciar formalmente es una realidad entre los religiosos, ya que consideran que puede ser una pérdida de tiempo o que podrían enfrentar represalias. En zonas con alta migración como Chiapas, los delincuentes incluso amenazan a los curas con llenar las iglesias de víctimas para evitar que denuncien redes de trata.
El pastor Abner López, de la agrupación Cristianos por el Cambio, explicó a La Jornada que en la zona Mariscal de Chiapas la situación de violencia es complicada, y varios templos han tenido que cerrar debido al cobro de extorsiones. Esta problemática, según López, no es nueva y se ha mantenido desde los sexenios anteriores, pero en la actual administración no ha disminuido.