El estado de Texas vive una de sus tragedias más devastadoras en años. Las intensas inundaciones que azotaron el centro y sur del estado han dejado un saldo preliminar de 80 personas fallecidas, según el último reporte emitido por las autoridades este domingo.
Larry Leitha Jr., alguacil del condado de Kerr —una de las zonas más golpeadas por el fenómeno—, confirmó que en su jurisdicción se han localizado 68 cuerpos, 40 de ellos adultos y 28 menores. De este total, aún permanecen sin identificar 18 adultos y 10 niños, situación que mantiene en vilo a decenas de familias que continúan sin noticias de sus seres queridos.
A estas cifras se agregan 11 decesos registrados en otros cinco condados: tres en Burnet, dos en Kendall, uno en Williamson, uno en Tom Green y cuatro más en Travis. La tragedia se intensifica con la desaparición de al menos 41 personas, entre ellas diez niñas y una monitora del campamento cristiano Mystic, donde las aguas del río Guadalupe crecieron desmesuradamente durante la madrugada del viernes, sorprendiendo a quienes se encontraban descansando por las festividades del 4 de julio.
Las labores de búsqueda no se han detenido. Desde tempranas horas del domingo, equipos de rescate y voluntarios han recorrido las regiones afectadas a pie, en botes, en vehículos todoterreno, incluso con la ayuda de helicópteros, perros de rastreo y caballos. La urgencia crece debido al pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional, que mantiene activa una alerta de vigilancia por lluvias adicionales de entre cinco y 10 centímetros, y hasta 25 en algunas zonas aisladas.
Mientras tanto, las tareas de recuperación ya comenzaron. El jefe de la División de Manejo de Emergencia de Texas, Nim Kidd, informó que los esfuerzos actuales están enfocados en limpiar caminos y retirar escombros. En localidades como Kerryville, se observó maquinaria pesada retirando árboles caídos, piezas metálicas y vehículos destruidos con el fin de despejar las vías.
El presidente Donald Trump firmó este domingo una declaración de emergencia por desastre natural, activando a la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) para atender la situación. Sin embargo, la administración también ha dado un giro controversial al anunciar una estrategia para reducir progresivamente el financiamiento federal a FEMA después de la temporada de huracanes de 2025.
Con esta decisión, se verán cancelados programas fundamentales como el de Construcción de Infraestructura y Comunidades Resilientes (BRIC), así como el de Asistencia para la Mitigación de Inundaciones (FMA), sumando recortes cercanos a los cuatro mil millones de dólares. Así lo anunció la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem.
Las lluvias intensas han transformado la región conocida como «Hill Country», cercana a San Antonio, en una zona de desastre justo en la antesala de una fecha emblemática para la comunidad estadounidense. La recuperación será larga y dolorosa, mientras cientos de familias enfrentan pérdidas irreparables y el futuro de la respuesta a emergencias naturales se encuentra en un punto crítico.