Un bombazo de miles de millones acaba de sacudir a Pennsylvania. Donald Trump, con micrófono en mano y flanqueado por el senador Dave McCormick, soltó la bomba en la Cumbre de Energía e Innovación: 92 mil millones de dólares se van directo a proyectos de inteligencia artificial y centros de datos. Y no están jugando. Google, Blackstone y más gigantes del mundo tech entraron al juego con billete pesado.
Trump no se quedó corto en entusiasmo. Frente a un salón lleno de empresarios y líderes, soltó: “Estamos en una verdadera edad de oro para Estados Unidos”. También dejó claro que este billete no es humo: 56 mil millones van a infraestructuras energéticas y otros 36 mil millones a centros de datos, muchos de ellos ligados a IA. Y según él, eso es solo el principio. “Prepárense”, dijo con su clásico estilo, prometiendo que viene mucho más.
Google y Blackstone llegaron con todo. Cada uno tirará 25 mil millones de dólares en centros de IA y energía en Pennsylvania y zonas vecinas. Y sí, Pennsylvania está de moda. En medio de tanto movimiento, la empresa de Alphabet también anunció una joyita energética: una inversión de más de 3 mil millones para modernizar dos plantas hidroeléctricas, sellando el mayor acuerdo de este tipo en Estados Unidos. Todo como parte de un trato para tener energía limpia asegurada durante 20 años.
La región beneficiada es la del Atlántico Medio, también conocida como PJM. No es cualquier zona: es la red eléctrica más grande del país, abarcando desde el noreste hasta parte del sur. Ahí, Google pretende desplegar su arsenal tecnológico, con centros de datos que seguramente serán el nuevo corazón de sus desarrollos en IA.
McCormick, anfitrión del evento, se mostró orgulloso de la jugada. Dijo que Pennsylvania tiene lo que se necesita: talento calificado, universidades top y una ubicación privilegiada cerca de la mitad del país. “Una nueva era de crecimiento industrial”, dijo emocionado, mientras líderes de Meta, Anthropic, Amazon Web Services y BlackRock aplaudían desde sus sillas VIP.
Todo apunta a que la apuesta por la IA en EE.UU. acaba de subir a otro nivel. No son discursos, son cheques con muchos ceros. Y mientras el mundo entero se pelea por el liderazgo en inteligencia artificial, Pennsylvania se pone en el mapa con estilo, músculo e inversiones que huelen a futuro.