En un giro inesperado dentro de la política estadounidense, el legislador republicano Charles “Chip” Roy ha lanzado una solicitud formal a la vicepresidenta Kamala Harris para que invoque la Sección 4 de la 25ª Enmienda y declare al presidente Joe Biden incapaz de cumplir con sus funciones. Esta solicitud, presentada el viernes tras el primer debate presidencial de la carrera electoral 2024, ha intensificado las especulaciones y debates en los pasillos del Congreso.
Roy, un destacado miembro de la Cámara de Representantes, hizo pública su petición a través de sus redes sociales, afirmando que la actuación de Biden en el debate reflejó una incapacidad preocupante para continuar liderando la nación. «Pido a la vicepresidenta Kamala D. Harris que convoque y movilice a los principales funcionarios de los departamentos ejecutivos del gabinete para activar la Sección 4 de la Enmienda 25», rezaba el documento, evidenciando la urgencia con la que los republicanos buscan un cambio en el liderazgo.
El debate, que debería haber consolidado la candidatura de Biden, dejó a muchos demócratas en estado de reflexión. Jared Huffman, legislador de California, admitió que la noche no fue favorable para Biden y sugirió que es necesario un «gran examen de conciencia» dentro del partido. Esta opinión no es aislada; otros miembros prominentes, como Stephen Lynch de Massachusetts, también han expresado dudas sobre el camino a seguir.
Mientras tanto, en el seno del Partido Demócrata, los rumores sobre posibles reemplazos comienzan a cobrar fuerza. Nombres como Gretchen Whitmer de Míchigan, Tim Walz de Minnesota, y Gavin Newsom de California, entre otros, han surgido como alternativas viables en caso de que Biden decidiera no continuar con su candidatura. Sin embargo, el presidente ha sido claro en su posición, declarando: “No me presentaría de nuevo si no creyera con todo mi corazón y mi alma que puedo hacer el trabajo. Hay demasiado en juego”.
El politólogo Grant Reeher, de la Maxwell School of Citizenship & Public Affairs, explicó que, aunque el cambio de candidato es reglamentariamente posible, el calendario ajustado lo convierte en una tarea monumental. «Todo lo que se necesita es que otros delegados voten a alguien más», comentó Reeher, señalando la falta de primarias competitivas este año como un factor que podría facilitar el proceso. No obstante, enfatizó que para que esto ocurriera, sería imprescindible que Biden se retirara voluntariamente, similar a lo que hizo Lyndon Johnson en 1968.
A pesar de las tensiones y las crecientes voces críticas, un cambio de candidato a estas alturas podría sumir al Partido Demócrata en el caos. «El partido se vería sumido en el caos, daría la impresión de falta de cohesión y de confianza», advirtió Reeher, sugiriendo que tal escenario sería políticamente desastroso de cara a las elecciones de noviembre.
En medio de este torbellino político, los republicanos observan de cerca, algunos incluso afirmando que los demócratas tenían todo planeado para probar la capacidad de Biden en un contexto de alta presión. El excandidato presidencial Vivek Ramaswamy especuló que el debate temprano fue una táctica para evaluar a Biden antes de la nominación oficial.