Advierte el FMI a los Gobiernos sobre un futuro de deuda y baja crecimiento

Advierte el FMI a los Gobiernos sobre un futuro de deuda y baja crecimiento

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha emitido una advertencia tajante a los gobiernos del mundo: es hora de actuar antes de que llegue el próximo shock económico. Kristalina Georgieva, directora gerente de la institución, señaló que el escenario global está marcado por la deuda creciente, conflictos geopolíticos y un proteccionismo en aumento que frena el comercio. Durante su discurso preliminar a las reuniones anuales del FMI, Georgieva no dudó en enfatizar la urgencia de las reformas fiscales para evitar un futuro económico aún más incierto.

Aunque las cifras de crecimiento global aún proyectan un 3.2% para este año y un 3.3% para el próximo, Georgieva dejó claro que no es momento de celebrar. A pesar de que la inflación mundial ha comenzado a disminuir, la directora del FMI advirtió: «No esperen fiestas de la victoria la semana que viene», en referencia a las reuniones que se celebrarán en Washington. Su mensaje es claro: aunque haya avances en algunos frentes, las nubes oscuras del bajo crecimiento y la elevada deuda se ciernen sobre la economía global.

La directora destacó tres razones fundamentales por las que el mundo no debe bajar la guardia. Primero, el entorno geopolítico es cada vez más inestable. Los conflictos en Oriente Medio, sumados a las guerras prolongadas en Ucrania y otras regiones, representan un riesgo para la estabilidad de las economías regionales y, en especial, para los mercados mundiales de petróleo y gas. «Todos estamos muy preocupados por el creciente conflicto en Oriente Medio y su potencial para desestabilizar las economías», alertó Georgieva.

En su análisis, la directora del FMI también destacó la tendencia de los países a recurrir al proteccionismo, impulsados por preocupaciones de seguridad nacional. Este movimiento está creando restricciones comerciales que limitan el crecimiento, lo que dificulta aún más la recuperación económica. «Es como echar agua fría sobre una economía mundial ya tibia», afirmó, haciendo hincapié en que el comercio ya no será el motor de crecimiento que fue en décadas anteriores.

El proteccionismo y las tensiones geopolíticas han profundizado lo que Georgieva denomina una «fractura» en la economía global, que, según sus palabras, es mucho más severa de lo que se anticipaba en 2019. Las consecuencias de esta división son evidentes en el debilitamiento del comercio internacional y en la desaceleración de la inversión extranjera directa, dos pilares fundamentales del crecimiento económico.

Uno de los puntos más críticos señalados por Georgieva fue el imparable aumento de la deuda pública mundial. Según el adelanto del Monitor Fiscal del FMI, la deuda global superará los 100 billones de dólares para finales de este año, lo que equivale al 93% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Este nivel es 10 puntos porcentuales mayor que el registrado antes de la pandemia de 2019, y la proyección es aún más preocupante: se espera que la deuda pública global alcance el 100% del PIB en 2030.

Este creciente endeudamiento es una carga que limita la capacidad de los gobiernos para invertir en áreas clave como la educación, el empleo y la infraestructura. «El crecimiento a medio plazo será mediocre e insuficiente para erradicar la pobreza mundial o generar los empleos necesarios», explicó la economista, subrayando que este escenario de bajo crecimiento y alta deuda es «preocupante» para el futuro.

Frente a este panorama sombrío, Georgieva fue clara en su mensaje: los gobiernos deben tomar «decisiones difíciles» para reducir la deuda y aumentar el potencial de crecimiento. Las reformas fiscales, aunque impopulares, son esenciales para lograr una economía más resiliente. «Las reformas fiscales no son fáciles, pero son necesarias y pueden mejorar la inclusión y las oportunidades», subrayó.

Entre las propuestas del FMI se incluyen reformas en los mercados laborales, eliminación de barreras que impiden la movilización de capital y políticas para mejorar la productividad. Georgieva también destacó la importancia de aprovechar tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y aumentar el gasto en educación, investigación y desarrollo. Estos elementos, según el FMI, serán clave para que los países puedan fortalecer su capacidad de respuesta ante futuros shocks.

Finalmente, la directora del FMI instó a los países a mirar más allá de sus fronteras y cooperar a nivel internacional, pese al entorno global cada vez más «desconfiado y fragmentado». En sus palabras, es vital que los gobiernos trabajen juntos para bajar las tensiones geopolíticas y enfrentar los desafíos que solo pueden abordarse colectivamente.

«No demos por sentadas las tensiones globales, sino que, más bien, decidamos trabajar para bajar la temperatura geopolítica», concluyó Georgieva, enviando un mensaje claro a los líderes mundiales en un momento de incertidumbre y desafío. Las decisiones que se tomen en las próximas reuniones del FMI y el Banco Mundial podrían definir el curso económico de la próxima década.

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