La sorpresiva liberación de Osiel Cárdenas Guillén, uno de los capos más temidos y controvertidos del narcotráfico en México, ha desatado una ola de reacciones e incertidumbre en ambos lados de la frontera. Fundador del Cártel del Golfo y Los Zetas, Cárdenas Guillén abandonó la prisión de alta seguridad en Terre Haute, Indiana, este viernes 30 de agosto, y su futuro ahora parece estar en manos de las autoridades migratorias estadounidenses.
A las primeras horas de la mañana, Cárdenas Guillén fue entregado a agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos, quienes lo trasladaron a un centro de procesamiento donde se decidirá su permanencia indefinida en territorio estadounidense. Aunque lo común en estos casos es la deportación inmediata al país de origen, fuentes cercanas a las autoridades revelaron que el narcotraficante no será enviado de regreso a México, una decisión que ha dejado muchas preguntas sin respuesta.
El exlíder del Cártel del Golfo cumplió 17 de los 25 años de prisión a los que fue sentenciado por una serie de delitos graves, incluyendo tráfico de drogas, lavado de dinero y extorsión. Sin embargo, su condena se redujo considerablemente debido a su buena conducta y a presuntos acuerdos de cooperación con el gobierno estadounidense, los cuales habrían incluido información valiosa sobre la estructura interna de los cárteles mexicanos.
«La liberación de Cárdenas Guillén marca un punto de inflexión en la relación de Estados Unidos con sus reos más peligrosos. Aún no queda claro por qué no será deportado a México, pero lo cierto es que su presencia en suelo estadounidense es una decisión que no pasa desapercibida», declaró un exfuncionario de la Agencia Federal de Prisiones (BOP) que prefirió mantenerse en el anonimato.
Osiel Cárdenas, apodado “El Padrino”, fue uno de los capos más temidos durante su apogeo. Nacido en Matamoros, Tamaulipas, el narcotraficante construyó un imperio criminal que se extendió por toda la frontera norte de México, consolidándose como uno de los hombres más poderosos y peligrosos del crimen organizado. En 2003, su captura por elementos del ejército mexicano marcó un duro golpe a los cárteles, pero también un comienzo turbulento de su batalla legal en ambos países.
Su extradición a Estados Unidos en 2007 fue vista como una victoria para la justicia norteamericana, pero también como un ajuste de cuentas con uno de los hombres que más desestabilizó la seguridad en la región. Cárdenas Guillén evitó una sentencia de cadena perpetua mediante un acuerdo con las autoridades, un pacto que, según expertos, podría explicar las actuales decisiones sobre su estatus migratorio.
El cambio de su estatus legal a “desconocido” en la base de datos de la Agencia Federal de Prisiones ha generado especulaciones sobre los términos de su liberación. A pesar de su salida de prisión, Cárdenas Guillén no será un hombre completamente libre, ya que deberá cumplir con los estrictos términos de supervisión impuestos por ICE, aunque aún no está claro cuáles serán estos términos o dónde residirá.