La violencia en México ha alcanzado nuevos niveles con la participación de mercenarios extranjeros, en su mayoría centroamericanos y colombianos, quienes han sido contratados por cárteles mexicanos para fortalecer su capacidad de combate. Así lo reveló Ioan Grillo, periodista experto en temas de narcotráfico, quien afirmó que la presencia de estos mercenarios está “agravando la situación” en el conflicto contra los cárteles en el país.
El impacto de estos combatientes, según Grillo, ha sido notable, pues no solo aportan su experiencia, sino también sus conocimientos técnicos en el manejo de explosivos como coches bomba y minas artesanales. Michoacán, uno de los estados más afectados por la violencia, es escenario de enfrentamientos entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cárteles Unidos, que ahora recurren a estos mercenarios para reforzar sus tácticas.
Desde la llegada de mercenarios extranjeros, los cárteles han perfeccionado sus métodos y aumentado su control sobre áreas estratégicas para el tráfico de drogas y la explotación de recursos. En 2023, Michoacán comenzó a experimentar un incremento en el uso de tácticas de guerra avanzadas, vinculadas a la influencia de exmilitares y exguerrilleros extranjeros, quienes ahora colaboran con grupos como el CJNG, Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana. Estos combatientes no solo aplican sus habilidades en el campo de batalla, sino que también entrenan a sicarios locales en el uso de armas de alto calibre y explosivos.
En localidades como Tumbiscatío y Apatzingán, las autoridades han registrado un aumento en el uso de explosivos improvisados que han cobrado la vida de campesinos y militares, generando un clima de temor entre las comunidades. Este tipo de ataques con explosivos representa una amenaza inusual en México y ha dejado huellas de destrucción, especialmente en el estado de Guanajuato. Durante octubre, varios coches bomba explotaron en ciudades como Acámbaro y Jerécuaro, hiriendo a policías y afectando a patrullas, lo que indica un cambio en las tácticas de los cárteles hacia métodos más agresivos.
Ante estos hechos, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, aseguró que estos ataques no pueden calificarse formalmente como terrorismo, aunque el temor y la percepción de inseguridad en las zonas afectadas sugieren lo contrario.
La estrategia de los cárteles mexicanos se ha fortalecido con el apoyo de mercenarios extranjeros, quienes también entrenan a sicarios en tácticas de combate y guerra urbana, consolidando así el control territorial de los grupos criminales en estados como Michoacán y Guanajuato. Este fenómeno de contratación se ha expandido a otros estados, complicando aún más la situación de seguridad para las autoridades mexicanas, que enfrentan a criminales con conocimientos militares y acceso a tecnología avanzada.
Analistas en seguridad advierten que la participación de estos combatientes extranjeros eleva el conflicto a niveles de alta intensidad y representa un desafío significativo para el gobierno mexicano, que debe hacer frente a tácticas de violencia más sofisticadas y peligrosas en su lucha contra el narcotráfico.