El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes una orden ejecutiva que pospone hasta el 1 de agosto la entrada en vigor de nuevos aranceles recíprocos, cuya aplicación estaba prevista para el 9 de julio. Esta medida otorga a los socios comerciales del país norteamericano más tiempo para alcanzar acuerdos que, según la administración republicana, deben priorizar a los trabajadores y a la clase media estadounidense.
El decreto fue justificado con base en los avances obtenidos durante las negociaciones, así como en las recomendaciones de altos funcionarios y nueva información recibida recientemente. Trump otorgó a los secretarios de Comercio, Seguridad Nacional, al representante comercial y al secretario de Estado la responsabilidad de aplicar la orden y tomar las medidas necesarias para asegurar su cumplimiento.
Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, destacó que este movimiento representa un esfuerzo por obtener “los mejores acuerdos posibles”. Aunque reconoció avances en el diálogo con varias naciones, insistió en que la administración busca compromisos claros que garanticen beneficios tangibles para la economía estadounidense.
Los aranceles “recíprocos” —impuestos en abril y que varían entre el 10% y el 50% sobre importaciones provenientes de decenas de países— fueron inicialmente suspendidos durante 90 días. Este período finalizaba este miércoles. Sin embargo, con la nueva fecha, el gobierno de Trump refuerza su postura de presión negociadora global, planteando nuevas advertencias.
El viernes anterior, el presidente anunció que su gobierno comenzaría a enviar cartas formales a los países con los que no se ha logrado avanzar en las conversaciones. El lunes se confirmaron los primeros destinatarios: Japón y Corea del Sur. Ambos fueron notificados de que, a partir del 1 de agosto, sus productos importados estarán sujetos a un arancel del 25%, que podría elevarse si esos países deciden aplicar nuevas tarifas a las exportaciones estadounidenses.
Otras 12 naciones, como Sudáfrica, Tailandia, Myanmar, Laos, Kazajistán y Malasia, recibieron mensajes similares. En algunos casos, el gravamen comunicado asciende al 30% o incluso al 40%. Todas las misivas compartían un mensaje central: los aranceles son necesarios para corregir años de desequilibrios y barreras comerciales impuestas a Estados Unidos.
El presidente Trump afirmó en las cartas, difundidas a través de su red Truth Social, que la relación comercial con países como Japón y Corea del Sur nunca ha sido verdaderamente recíproca. Señaló que, tras años de déficit comercial, llegó el momento de actuar y restablecer condiciones más justas.
“Lamentablemente, nuestra relación está lejos de haber sido recíproca”, expresó Trump en sus mensajes. También advirtió que cualquier intento de eludir los aranceles mediante el paso de productos por terceros países será castigado con tasas más elevadas. En caso de que Japón o Corea del Sur respondan con aranceles adicionales a los bienes estadounidenses, su administración sumará esos porcentajes al 25% anunciado.
El mandatario recordó que las empresas que decidan fabricar en Estados Unidos estarán exentas de estas medidas y recibirán apoyo del gobierno para facilitar su establecimiento. Con esta estrategia, Trump busca incentivar la producción interna como respuesta directa a las políticas comerciales extranjeras.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, adelantó el domingo que aquellos países que no logren firmar nuevos acuerdos antes del 1 de agosto se verán afectados por los aranceles anunciados. Consideró que esta presión podría acelerar el cierre de múltiples acuerdos en las próximas semanas.
El enfoque de la administración estadounidense sigue siendo claro: promover acuerdos bilaterales que reduzcan el déficit comercial, fortalezcan la industria nacional y reequilibren el comercio global bajo las condiciones que mejor se alineen con sus intereses.