En un operativo estratégico, Mario Alexander Gámez Cuevas, conocido como “El Piyi” y presunto jefe de seguridad de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, líder de la facción de Los Chapitos, fue vinculado a proceso por delitos relacionados con el narcotráfico y la portación de armas de uso exclusivo del Ejército. Junto a él, otras seis personas fueron detenidas por la Guardia Nacional el pasado 19 de agosto en la localidad de El Alto, Sinaloa, gracias a una denuncia anónima que permitió la operación.
La detención de «El Piyi» marca un duro golpe al Cártel de Sinaloa, ya que se le considera una pieza clave en la estructura de seguridad de Iván Archivaldo Guzmán, uno de los líderes del cártel. Según las autoridades, Gámez Cuevas estaba vinculado directamente con Néstor Isidro García, alias “El Nini”, quien también forma parte del grupo de Los Chapitos, facción liderada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Este grupo ha ganado notoriedad en los últimos años por su capacidad operativa y los niveles de violencia que han desatado en el estado.
“El Piyi” y sus acompañantes enfrentan cargos no solo por portar armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, sino también por delitos contra la salud debido a la posesión de narcóticos y la realización de operaciones con recursos de procedencia ilícita. Los detenidos, que fueron identificados como Kevin Noé García Hernández, Carlos Bladimir Zañudo Carrillo, José Ismael Salazar Rivas, Cristian Yovani Carrazco Tamayo, y Jorge Antonio Rodríguez Zazueta, permanecerán en el Centro Federal de Readaptación Social número 1, El Altiplano, mientras continúa la investigación.
El éxito del operativo fue posible gracias a una denuncia anónima que alertó a las autoridades sobre la presencia de «El Piyi» y su grupo en la región de El Alto. La intervención de la Guardia Nacional fue inmediata, y los elementos lograron la captura sin reportarse bajas. “Fue una operación limpia y exitosa”, comentaron fuentes de seguridad. Esta captura es solo una de las acciones que se han intensificado en las últimas semanas como parte de los esfuerzos del gobierno federal por desarticular las redes criminales en Sinaloa.
Un juez impuso prisión preventiva justificada a los acusados y determinó un plazo de cuatro meses para la investigación complementaria, lo que permitirá a las autoridades profundizar en los vínculos de este grupo con otros operativos del cártel.
La captura de “El Piyi” se suma a una creciente lista de eventos violentos que han sacudido a Sinaloa en las últimas semanas. Enfrentamientos armados, homicidios y bloqueos carreteros han puesto a la región en alerta, provocando que el Ejército y la Guardia Nacional desplieguen fuerzas adicionales en puntos estratégicos del estado para contener la escalada de violencia.
Este clima de inseguridad ha tenido repercusiones directas en la vida cotidiana de los sinaloenses. Tan solo hace unos días, las autoridades locales tomaron la difícil decisión de cancelar los festejos patrios en Culiacán, uno de los bastiones del Cártel de Sinaloa, debido al riesgo latente de nuevos enfrentamientos entre las fuerzas del orden y grupos del crimen organizado. “La seguridad de la población es nuestra prioridad”, comentó el gobernador Rubén Rocha Moya al justificar la suspensión de las celebraciones del 15 y 16 de septiembre.
La captura de figuras como «El Piyi» envía un mensaje claro sobre la determinación del gobierno federal en su lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, la creciente violencia en el estado deja entrever la complejidad de desmantelar estructuras profundamente arraigadas en la sociedad sinaloense. Los líderes criminales como Iván Archivaldo Guzmán continúan ejerciendo una influencia significativa en la región, lo que complica aún más la estabilidad y seguridad del estado.
“El Piyi no es el único, pero es una ficha importante dentro de la organización. Esta captura podría provocar represalias violentas, como ya hemos visto en otras ocasiones”, advirtió un especialista en seguridad, sugiriendo que la situación en Sinaloa podría agravarse en los próximos meses si las autoridades no logran controlar los enfrentamientos y la creciente inseguridad.
Con la investigación en curso y la posible revelación de nuevos detalles sobre las operaciones de Los Chapitos, queda por ver si esta captura marcará un cambio en la dinámica del narcotráfico en la región o si será solo una batalla más en la larga guerra contra el crimen organizado en México. Lo que es claro es que la sombra de la violencia sigue presente en Sinaloa, afectando profundamente la vida de sus habitantes.